El mito de que el Estado puede gastar todo el dinero que quiera es solo eso, un mito. Los gobiernos también tienen sus límites y en España este lo marca el techo de gasto, un instrumento de gestión presupuestaria previo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

Este techo de gasto limita el gasto no financiero de la Administración Pública, que incluye el gasto en personal, bienes y servicios e inversiones reales. En otras palabras, los gastos del Estado salvo la Seguridad Social (transferencias aparte) y el sistema de financiación autonómico y local.

¿Qué es el techo de gasto del Estado?

La definición más aceptada del techo de gasto es la de la AIRef, la autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. Según explican en un documento, “el techo un instrumento de gestión presupuestaria a través del cual, una vez estimados los ingresos del ejercicio, se calcula el gasto presupuestario que permite el cumplimiento del objetivo de estabilidad”.

Desde la Comunidad de Madrid añade que “su establecimiento es necesario para proceder a la elaboración de los Presupuestos del año siguiente”.

El techo de gasto sirve para que las administraciones públicas no gasten en exceso cuando la economía marcha bien y para contengan el gasto en tiempos de crisis. En resumen, controla el gasto máximo del Estado.

Este techo de gasto está relacionado con los ingresos del Estado, pero no con la recaudación de impuestos. Para eso existe lo que se conoce como la regla de gasto, recuerdan desde AIReF, que sí relaciona gasto y recaudación fiscal del Estado.

¿Cómo se fija el techo de gasto?

El techo de gasto se fija a partir de los ingresos del Estado, aunque lo que realmente determina el límite es el principio de estabilidad financiera. Este concepto y el del techo de gasto aparecen en la Ley 2/2012 de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera.

Según el texto legal, la estabilidad presupuestaria es la situación de equilibrio o superávit y se alcanza cuando las Administraciones Públicas no incurran en déficit estructural.

Además, también cuenta la voluntad política. Y es que, primero se aprueba por el Congreso de Ministros y después debe hacerlo el Congreso de los Diputados.

Antes de llegar a ese punto, la Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera indica que el Gobierno debe informar al Consejo de Política Fiscal y Financiera sobre el techo de gasto definido.

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¿Qué incluye el techo de gasto?

El techo de gasto incluye el gasto no financiero, que son los gastos del Estado menos el pago de la deuda, créditos o la Seguridad Social en sus cuentas básicas.

Este techo también suma las transferencias a las comunidades autónomas y las que se han venido realizando a la Seguridad Social para cubrir el gasto en pensiones ante el déficit del sistema público. Estamos hablando del dinero adicional que el Estado tiene que inyectar en el sistema de pensiones para pagar todas las pensiones públicas.

¿Cómo calcular el techo de gasto?

El límite de gasto no financiero se calcula en el segundo semestre del año. El Consejo de Política Fiscal y Financiera debe tener en sus manos el techo de gasto definido antes de 1 de agosto.

Para dar con la cifra, se tiene en cuenta la recaudación e ingresos del Estado. El Ministerio de Hacienda es quien realiza esta previsión teniendo en cuenta impuestos, tasas y otras fuentes de ingresos, como por ejemplo los fondos europeos.

Por ejemplo, en 2021 el techo de gasto se disparó gracias a los fondos europeos ‘Next Generation’, algo que también ocurrió en 2022.

En base a estos datos se realiza una estimación de cuánto puede gastar el estado para cumplir con el objetivo presupuestario del año, que en 2023 es del -3,9% frente al -5% de 2022.

A partir de ahí, la Administración Central y autonómica se repartirán ese déficit. En 2023 el Estado asumirá un 3,4% por el 0,3% de las comunidades autónomas y el 0,1% de las entidades locales.

Para 2023 el límite de gasto no financiero del Estado es de 198.221 millones de euros, un 1,1% más que el pasado ejercicio.

Como ves, tener unas finanzas saneadas es importante para el Estado y también debería serlo para ti. La forma de hacerlo no es diferente a la de la Administración: gastar menos de lo que ingresas. Es decir, ahorrar dinero todos los meses y generar un colchón de emergencia para hacer frente a posibles imprevistos.

Una forma de hacerlo es a través de un Seguro de Ahorro de MAPFRE. ¡Nunca es tarde para empezar a ahorrar!

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