Este enfoque, muy reconocido en el mundo empresarial, también se puede aplicar a nuestra vida personal, especialmente cuando se trata de ahorrar dinero. No es tan estricto como el método kakebo pero sí requiere bastante compromiso.

Las siglas de SMART

El método SMART define los objetivos y cómo deberían ser mediante el uso de 5 criterios que se corresponden con las iniciales del acrónimo “SMART”. Lo vemos aplicado a los ahorros:

Specific (específico)

Para empezar, es muy importante establecer objetivos personales de ahorro. Esto implica tener una comprensión clara de la cantidad exacta que desea acumular y el propósito para el cual está destinada. Ya sea para una inversión a largo plazo o una adquisición importante, es fundamental tener un objetivo claro.

Measurable (medible)

Ahora hay que garantizar que estos objetivos sean cuantificables. Esto se puede lograr determinando una suma precisa de dinero que se pretende ahorrar dentro de un período de tiempo designado. Por ejemplo, con el objetivo de ahorrar 400 euros cada mes en el transcurso de un año.

Achievable (alcanzable)

Además, es muy importante que nos fijemos objetivos que estén a nuestro alcance. Debemos ser conscientes de nuestra economía personal y evaluar con precisión nuestros ingresos y gastos para determinar una cantidad factible de ahorro. Si nos fijamos objetivos que son imposibles de alcanzar, sólo obtendremos frustración y pérdida de motivación.

Relevant (relevante)

Debe haber una razón de peso que nos mueva a alcanzar la meta propuesta. En el caso de los ahorros tenemos que reflexionar qué nos empuja a querer reservar ese dinero: la educación de nuestros hijos, un fondo de jubilación, un futuro proyecto empresarial… Sea lo que sea ha de ser lo suficientemente significativo para desear continuar ahorrando.

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Timely (temporales, sujetos a un plazo de tiempo)

¿Qué plazo tienes para lograr tu objetivo?

Como cualquier proyecto serio, el método SMART indica que es necesario fijar una fecha para la consecución del propósito marcado. Así pues, si tenemos un plazo determinado para lograr nuestra meta, dispondremos de la motivación necesaria para trabajar seriamente para conseguir tal cometido. En el caso contrario seremos susceptibles de posponer  el final del proyecto con el riesgo de que nunca lo terminemos.
De este modo, si lo que perseguimos es acumular cierta cantidad de dinero, deberemos calcular el plazo en el que podemos alcanzar nuestro propósito. Por supuesto, y tal como hemos mencionado anteriormente, este hecho dependerá también de nuestra tasa de ahorro mensual.

Una estupenda “excusa” para aplicar este método puede ser invertir en un plan de pensiones. En los planes de pensiones MAPFRE encontrarás el que mejor se adapte a ti.

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